El motor

    El trabajo en equipo nunca es fácil. Al depender de otras personas para llegar a una meta común (la cual en este caso es mejorar el proceso de esterilización de instrumental médico [en el Hospital de niños Dr Luis Calvo Mackenna] durante la etapa de inspección y preparación), el proceso se puede tornar lento y frustrante. Asimismo, el factor de "relaciones interpersonales" que viene de la mano con compartir proyectos con otros solo hace que todo se torne más complicado. Deben tenerse en consideración distintos ritmos de trabajo, carácteres, opinones y disponibilidades. Todo esto debe poder converger para permitir un ambiente de trabajo grupal eficiente, ameno y exitoso.

Agradezco muchísimo el poder realizar este proyecto semestral junto a Martita y Martín. Conocía a ambos por separado desde antes del curso pero nunca habíamos vivido la dinámica de trabajo en equipo los tres como un grupo. El transcurso de DILAB, las numerosas salidas a terreno, y las incontables horas de trabajo han resultado en el florecimiento de una gran amistad que de seguro perdurará pasado este ramo. Sin embargo, realizar trabajos tan demandantes como lo es DILAB puede ser perjudicial al momento de mantener relaciones de amistad con tus compañeros.

Una de las dificultades radica en mantener la objetividad y ofrecer retroalimentación constructiva sin dañar la relación personal. Nuestra meta principal es encontrar la mejor solución posible para el desafío propuesto, y para nosotros no es una opción que nuestras relaciones se interpongan por sobre esto. Es por eso que, a pesar de siempre mantener el tacto y el respeto, tratamos de ser lo más objetivos, realistas y honestos entre nosotros. También, debido a la alta demanda del curso, pueden escalar las tensiones entre nosotros, las cuales solo empeoran si se le suma estrés, falta de sueño y el vernos constantemente. Es primordial que seamos comprensivos y mantengamos una comunicación abierta también para así lograr mantener un equilibrio saludable y un ambiente de trabajo grato.

Al notar la cantidad de contras que conyeva el ser con amigos en un proyecto como este, sería fácil concluir que la solución más clara es separar lo personal de lo profesional o separar el tiempo de trabajo del tiempo de amistad. Sin embargo, luego de los tres meses que llevo trabajando con Martita y Martín, no podría estar menos de acuerdo con esa suposición. Afrontar este desafío junto a estos dos ha sido de las experiencias más desafientes (perdonen la redundancia) que he vivido a lo largo de mi vida académica, pero, a la vez ha sido de las más gratificantes, enriquecedoras y entretenidas. Yo creo que la amistad y el cariño que nos tenemos ha sido lo que nos ha permitido seguir adelante con nuesro proyecto y llegar hasta donde estamos. El ver la cara de mis compañeros y poder conversar de cualquier cosa aunque sea por un par de minutos es motivación suficiente para meterme a un zoom (el cual sé que probablemente llegue a durar HORAS). Las salidas a comer después de visitar la central son razón suficiente para que perderse una de estas salidas a terreno no se sienta como una opción. La sonrisa en nuestras caras al ver como nuestro prototipo lleva a cabo su función de manera exitosa justifica los días de esfuerzo invertidos en esa tarea.

"El mejor equipo del mundo" - Fuente Propia

Son estos pequeños detalles los que me motivan a seguir dando mi 100% a este trabajo, lo cual debo admitir que no es algo que yo haga muy seguido. Hemos tenido altos y bajos como grupo, sin embargo, nuestra amistad termina siendo el motor que impulsa nuestra motivación por seguir aprendiendo, seguir equivocándonos y seguir avanzando. Muchas gracias Martita y Martín, no se imaginan lo mucho que he aprendido de ustedes y no me imagino dando el curso con nadie más. 


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